Un aleteo y todo cambia

Una crónica de la teoría del caos y el efecto mariposa

Paola Martínez Infante

– No, no puede ser. Algo tan pequeño. No puede ser. ¡No!

Hundida en el barro, brillante, verde, y dorada, y negra, había una mariposa, muy hermosa y muy muerta.

– ¡No algo tan pequeño! ¡No una mariposa! –gritó Eckels–.

Cayó al suelo una cosa exquisita, una cosa pequeña que podía destruir todos los equilibrios, derribando primero la línea de un pequeño dominó, y luego de un gran dominó, y luego de un gigantesco dominó, a lo largo de los años, a través del tiempo.

La mente de Eckels giró sobre sí misma. La mariposa no podía cambiar las cosas. Matar una mariposa no podía ser tan importante. ¿Podía…?

 

– “El ruido de un trueno” Ray Bradbury (1952)

                                                            

En el cuento "El ruido del trueno" del escritor de ciencia ficción Ray Bradbury, publicado en 1952, un personaje pisa y mata a una mariposa. Un gesto intrascendente, en apariencia, sin embargo, la muerte de ese insecto diminuto cambió radicalmente la historia: “una cosa pequeña que podía destruir todos los equilibrios”.

En una tentativa figurada, la duda se proyecta.  ¿Cómo las acciones cualquiera sean pueden alterar el curso de los acontecimientos?  Las del pasado afectan el presente, las del presente afectarán el futuro. ¿Cómo? ¡siempre! dirán algunos, ¡a veces! otros, o ¡nunca! los mas escépticos.

Queda abierto el campo a las especulaciones de quienes quieren atribuirle al relato “bradburyano”, una idea anticipada y escondida de la teoría del caos y el efecto mariposa.  ¿Escritor premonitor? lo que si es cierto que lo que hasta ese momento, era ficción años después se convirtió en una realidad científica. Casi una década más tarde, en la de los sesenta, nace el "efecto mariposa" y su formulación exacta. Fue adoptada por el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz; quien estudiando el comportamiento de la atmósfera, trataba de encontrar un modelo matemático, un conjunto de ecuaciones que permitieran hacer predicciones a partir de variables sencillas.

En sus experiencias observó que si incluía mínimas modificaciones en los datos referentes a la temperatura, la humedad, la presión y la dirección del viento; estos podían generar un impacto drástico  e impredecible en los resultados finales a largo plazo. Un resultado caótico en consecuencia.

Así como en el cuento de Bradbury, el destino de la mariposa es determinante, Lorenz la pone en el centro de su interrogante, en la conferencia científica que dio en 1971, donde da cuenta de sus observaciones

«¿Puede el aleteo de una mariposa en Brasil provocar un tornado en Texas? »
— E.Lorenz

Un cuestionamiento, que el matemático tuvo especial cuidado en advertir que no estaba sugiriendo que la respuesta a su pregunta fuera necesariamente positiva. Explicó que en sus análisis, los cálculos que utilizó para su modelo fueron creando un patrón que azarosamente parecía a las alas de una mariposa. De aquí surgió el nombre de efecto mariposa que, desde entonces, ha dado lugar a muchas variantes y recreaciones.

Años más tarde, en “La esencia del Caos”, de la University of Washinton press, publicada en 1996, Lorenz detalla su descubrimiento:

(…) En un momento dado, decidí repetir algunos de los cálculos con el fin de examinar con mayor detalle lo que estaba ocurriendo. Detuve el ordenador, tecleé una línea de números que había salido por la impresora un rato antes y lo puse en marcha otra vez. Me fui al recibidor a tomarme una taza de café y regresé al cabo de una hora, tiempo durante el cual el ordenador había simulado unos dos meses de tiempo meteorológico. Los números que salían por la impresora no tenían nada que ver con los anteriores.

(…) pensé que se había estropeado alguna válvula o que el ordenador tenía alguna otra avería, cosa nada extraña, pero antes de llamar a los técnicos decidí comprobar dónde se encontraba la dificultad, sabiendo que de esa forma podría acelerar la reparación. En lugar de una interrupción brusca, me encontré con que los nuevos valores repetían los anteriores en un principio, pero que enseguida empezaban a diferir, en una, en varias unidades, en la última cifra decimal, luego en la anterior y luego en la anterior. La verdad es que las diferencias se duplicaban en tamaño más o menos constantemente cada cuatro días, hasta que cualquier parecido con las cifras originales desaparecía en algún momento del segundo mes.

Con eso me bastó para comprender lo que ocurría: los números que yo había tecleado no eran los números originales exactos sino los valores redondeados que había dado a la impresora en un principio. Los errores redondeados iniciales eran los culpables: se iban amplificando constantemente hasta dominar la solución. Dicho con terminología de hoy: se trataba del caos.

 A través de este relato el matemático-meteorólogo,  desata un tsunami científico, ya que esos valores cambiantes que van generando una sensación de caos desafiaron las leyes de Newton y la física clásica, donde el determinismo era el rey. Aquél principio, en el cual si tienes los datos perfectos podrás hacer predicciones, sin embargo, ahora aparece lo fortuito frente al cual es imposible resistir. La irrupción de hechos súbitos, sorpresivos o insospechados.

El Caos es, entonces, determinante de un orden latente, que demuestra que incluso en la aparente confusión y aleatoriedad, existen patrones que podemos desentrañar y comprender.

Esas variantes inocuas que llevan a consecuencias inesperadas, es la esencia misma de las teorías del caos aplicadas sobre todo a fenómenos analizados en la duración. Lorenz, abrió la puerta a que a partir de su experiencia meteorológica se pudieran extender a otros dominios y así ayudar a comprender otras dinámicas en sistemas geográficos, financieros, sociales, biológicos, en todo en realidad, donde lo aleatorio desaparece, cambiando nuestra forma de ver y estudiar el mundo.

Las conjeturas referentes a que el caos engendra el orden es complejo y su interpretación no siempre arrastra un fin deseado con sus consecuencias desastrosas o favorables. El Caos es entonces determinante de un orden latente, que demuestra que incluso en la aparente confusión y aleatoriedad, existen patrones que podemos desentrañar y comprender.

«¿Puede el aleteo de una mariposa en Brasil provocar un tornado en Texas? » la respuesta es sí, ¡puede! Pues no solo la muerte de la mariposa en el cuento de Bradbury lleva vertiginosamente el fascismo al poder, sino también la mínima acción, palabra o gesto anodino tal un tejido de coincidencias puede conducirnos a eventos inesperados.



… Tenia el rostro helado. Preguntó, temblándole la boca:

¿Quién ganó la elección presidencial ayer?  

El hombre detrás del mostrador se rió: ¿Se burla de mí?.  ¡Lo sabe muy bien!.. ¡Deutscher, por supuesto! Tenemos un hombre fuerte ahora, un hombre de agallas.

 Eckels gimió, calló de rodillas. Recogió la mariposa dorada con dedos temblorosos.

-¿No podríamos? Se preguntó a sí mismo, le preguntó al mundo… ¿No podíamos llevarla allá?, ¿No podríamos hacerla vivir otra vez? ¿No podríamos empezar de nuevo? ¿No podríamos?

 

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