Un insecto místico en medio del caos.

Paola Martínez Infante

@eshan_hasib


Tu partida brutal dejó un vacío eterno. Casi instantáneamente una mariposa blanca cruzó mi camino. Le hablaba como si fueras tú, trataba de conectar con ella, le puse tu nombre.                                                                                                

A mi Sophie.

 

No es lo mismo ver una mariposa en el campo o un bosque desplegando sus alas en su hábitat natural que cruzarlas en medio de la agitación urbana. Verlas en lugares improbables, (y urbanos, en consecuencia), instala un paréntesis espacio-temporal invitando a un espectáculo efímero de aleteos sutiles, gráciles, vacilantes atiborrados de colores.

Cuando se cruzan en mi camino, les atribuyo poderes sobrenaturales, la encarnación de un espíritu de otro tiempo que me quiere decir algo, una energía que me sopla al oído que algo bueno va a pasar. Este último tiempo he visto una mariposa blanca en lugares inesperados. No sólo la he visto, también me sigue.

El aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami según la ciencia o ser también, una poderosa arma de coqueteo desplegada por el macho para el apareamiento. Según algunas creencias, ver una mariposa es símbolo de buen augurio. Se les considera a menudo como metáforas de transformación y renacimiento. Otros dicen que traen mensajes de luz anunciando nuevos comienzos. El paso vertiginoso, de oruga fea a magnífico insecto nos enseña que la belleza puede surgir incluso de las situaciones más oscuras e insiste sobre lo determinante que puede llegar a ser la perseverancia y la paciencia en nuestros propios procesos de transformación. Todo a su tiempo, como un mantra para calmar los ardores de la impaciencia cuando las cosas no vienen a la velocidad que queremos.

Hoy en día, en un contexto medioambiental caótico se erige una larga la lista de desastres que desbarajusta la sobrevivencia de estos insectos místicos amenazándolos de desaparición.


Las mariposas, reinas de la metamorfosis  

Si hay especies prodigiosas por su metamorfosis, las mariposas son emperatrices, se caracterizan por su holometabolismo, que significa que experimentan transformaciones radicales.

Una larva, tarda cuatro días en eclosionar. La oruga se cuelga boca abajo y teje una crisálida donde reabsorbe sus órganos, literal y substancialmente se digiere y se disuelve. Come durante dos semanas, alcanzando un volumen dos mil veces superior a su tamaño original, y ayudándose de la seda, comienza su proceso de metamorfosis para resurgir una extraordinaria criatura lista para desplegar sus alas.
Un período de tiempo donde se suceden diferentes fases: de embrión a larva, de larva a crisálida, de crisálida a imago; una serie mutaciones complejas como si aspiraran a enseñarnos la importancia del cambio y que el secreto de la existencia reside en la transformación, la adaptabilidad y la sobrevivencia a toda prueba.  Y de cómo de algo tan pequeño y en apariencia insignificante puede surgir una cosilla volátil y robustamente delicada.

Su condición es lo efímero y móvil de la vida.

Viven entre 3 a 4 semanas para la gran mayoría; a la excepción de la monarcadanaus plexippus”, nombre inspirado en dos personajes de la mitología griega Danaus y Plexippus, quienes al igual que ellas, se caracterizaron por ser viajeros y aventureros. La monarca es una mariposa diurna imponente, donde existe una generación de la misma especie llamada “matusalén” que pueden vivir hasta nueve meses. Un infinito para un bicho tan pequeño.

Reconocidas como un insecto superior, son capaces de recorrer hasta miles de kilómetros con el objetivo de encontrar sitios acondicionados para encontrar alimento, agua y reproducirse. Por ejemplo, la monarca, campeona de la migración puede viajar hasta cinco mil kilómetros. Siempre en masas, a diferencia de la Vanessa carye o mariposa colorada, que tiene récord de migración ida y vuelta entre Venezuela y Tierra del Fuego, de unos quince mil kilómetros, pero en solitario.

@p_a_o_m_i_

Viajera tenaz la monarca realiza un recorrido de tres meses que se extiende principalmente desde el centro de México hasta los lagos del sur de Canadá y el noreste de los Estados Unidos y luego cuando el frío llega a esas regiones hacen el viaje en sentido opuesto para refugiarse en los bosques del Estado de México y Michoacán. Desde enero y hasta los últimos días de marzo es el mejor momento para observar, en alguno de los santuarios, un impresionante espectáculo natural donde se reúnen en enjambres refugiándose de las altas temperaturas. Tras esa pausa de temporada renuevan su viaje hacia un clima más cálido.

Tienen su lugar de privilegio inspirando mitos y leyendas alrededor del mundo. En África y en Europa son el símbolo de la renovación, en Asia y en América representan el alma de los difuntos.

La migración de las mariposas es admirable, resilientes y combativas, desafiando todas las fuerzas de la naturaleza, llegan a su destino cueste lo que cueste.

Legendarias y hechiceras

No es extraño que las mariposas tengan un lugar especial en los mitos y tradiciones de culturas alrededor del planeta. La de los Hopis, por ejemplo; un pueblo que vive en el noreste de Arizona en una zona de paso de la migración de las monarcas; los sufijos y prefijos derivados de la palabra mariposa «povolhoya» forman parte de su lenguaje cotidiano. Las representaban en las artes de alfarería, en las canciones y en las historias.

Acompañan también a la divinidad de la germinación Muy'ingwa, y son el símbolo en varias ceremonias sobretodo una danza de mujeres que tienen lugar durante la llegada de la primavera. Las chicas jóvenes listas para la boda llevan dos moños a cada lado de la cabeza, formando unas alas de mariposa.

Dibujos de mariposas en cerámica Hopi © Internet Archive Book Images / Flickr


Los aztecas,  las llamaban quetzalpapálotl o mariposa sagrada y la asociaban con la diosa de la belleza y las flores, conocida como Xochiquétzal. Cuentan que a esta divinidad le revoloteaban las mariposas y los pájaros.

Mexicas, mixtecas, teotihuacanos, toltecas y zapotecas capitulaban hipnotizados con el paso de las colonias de insectos a su zona de hibernación. Por ejemplo la llegada y salida de cientos de monarcas en un mismo lugar era percibida como la visita de las almas de los guerreros caídos o sacrificados. Se creía que sus almas se unirían al sol, donde prosperarían y volverían después de unos años.

Se creía también que las mariposas eran esencias de niños muertos que regresaban a la tierra, los indígenas veían una cara humana en las alas de la monarca.

...si susurras un deseo a una mariposa y la liberas, en un acto de gratitud volará y le dirá al espíritu de los bosques tu deseo para que te lo conceda.
— leyenda náhuatl

Existe también la mariposa Rothschildia Orizaba mejor conocida como “Cuatro espejos” que en sus alas lleva puntas triangulares de tono grisáceo, que los pueblos prehispánicos consideraron similares a los cuchillos de obsidiana que a su vez representan el corazón de la tierra y a la deidad de la muerte Itzpapalotl. Esta patrona de los sacrificios y regidora del paraíso terrenal aparece como un esqueleto con alas de mariposa y garras de jaguar, y es parte de las diosas malévolas que, según la leyenda, querían evitar la puesta de sol.

Itzpapalotl


           En otras culturas milenarias como la de Japón, el motivo Choho es un símbolo utilizado a menudo por las niñas, donde son vistas como una mariposa que despliega sus alas para convertirse en una mujer. Y si un diseño representa a dos mariposas bailando una alrededor de la otra, es un símbolo de felicidad para la pareja.

motivo japonés Choho



Metamorfosis, transformación y viaje. En China, las mariposas han sido símbolo de inmortalidad durante siglos. Se dice que si se puede atrapar una mariposa y sostenerla en la mano durante mucho tiempo sin dejarla volar, se obtiene la eterna juventud. Pero que si la atrapas y la mantienes en cautiverio, su alma será prisionera y perturbada y de paso, la tuya también.


Lepidópteros coquetonas

Las mariposas son del clan de los lepidópteros, término que se construye a partir del griego lepis (λεπίς) "escama" y ptérov (πτερόν) "ala". 

Rojas, azules, naranja, blancas, negras, motivos, rallas, texturas. Tienen cuatro alas cubiertas de pequeñas escamas. Es ese polvillo que queda en los dedos cuando se les manipula (si alguna vez lo has intentado). El elemento que le aportan el color y permiten el reconocimiento de las de su misma especie para aparearse. Un elixir sexual para las macho, que tienen escamas androconiales, un órgano sensorial, que segrega feromonas con el objetivo de atraer a las hembras para la reproducción.

Las escamas, imperceptibles al ojo, confirman la complejidad de este insecto superior. Estas intervienen en su regulación térmica, gracias a una red de sensores capaces de detectar la intensidad y la dirección de la luz solar, reaccionar a su entorno y adaptar su energía física. Una exquisitez más en un insecto tan pequeño y en apariencia frágil.


Según la época y la cultura, la mariposa es a veces símbolo de transformación, a veces símbolo de ligereza y a veces símbolo de vida espiritual. En medio del caos de los cambios climáticos, la actividad humana descontrolada que tiene hoy al planeta entero en apnea, por supuesto su frágil equilibrio no podía no estar amenazado.

@eshan_hasib


Sobrevivir en medio del caos

No solo la monarca “tiene, tenía”, los días contados, sino que todas aquéllas especies que se aferran a un frágil equilibrio. En un contexto medioambiental caótico se erige una larga la lista de desastres que desbarajustan la sobrevivencia de las mariposas amenazándolas de desaparición.

La destrucción de los hábitats boscosos en los que pasan el invierno, el uso de productos químicos en territorios y campos de cultivo y a los cuáles se exponen cuando los atraviesan durante su migración. También les ha afectado la reducción del algodoncillo, la planta en la que las mariposas depositan sus larvas y de la que se alimentan, tanto por el uso de insecticidas como por haber sido retiradas de muchas zonas, al ser consideradas maleza campestre.  Además del cambio climático y el aumento de fenómenos meteorológicos dramáticos, donde se cuentan la sequía o los huracanes.

Panorama desolador para un insecto tan pequeño, pero no todo está perdido, aún queda algo de sentido común y actos que antes eran normales hoy se revelan heroicos. Científicos, amantes de la naturaleza, aunque la tarea debiera ser universal, buscan maneras de protegerlas, pues no son un eslabón menor del ecosistema. Los datos más recientes confirman una espectacular recuperación de la población de las mariposas monarca, por ejemplo. Esto gracias a los esfuerzos de mexicanos, estadounidenses y canadienses y a las acciones de grupos ecologistas, que han plantado algodoncillo y flores de néctar, las dos principales fuentes de alimento a lo largo de toda su migración.

No hay que parar de repetirlo, su delicadeza etérea reside en un frágil equilibrio, las mariposas reinas de la metamorfosis y por ello objeto de una absoluta admiración. Pero su esperanza de vida es corta, su perennidad aún más. No se puede tocar una flor sin molestar una estrella, decía el poeta. 

Todas las cosas cercanas o lejanas están conectadas. A cada uno de apreciar los signos de su aleteo inesperado en medio de la urbe, de observar las cosas sutiles, delicadas y volátiles. A proteger cada detalle de nuestro entorno, con su infinitud de promesas. Déjate llevar por su aleteo, admíralas de lejos y aunque te den de ganas de atraparlas, abstente. Todo se va en la vida. Se va o muere.

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