Coordinación de intimidad: otras formas de contar historias

Por Amanda González Alarcón


Quizás les has visto en series y películas que han salido en el último tiempo: en Bridgerton, Sex Education, Normal People o Challengers, o en el mundo hispano, en las últimas temporadas de Élite y en la película Las de la última fila. Desde hace unos años, en el mundo del cine se ha ido instalando un nuevo rol para generar espacios seguros en los sets de filmación: la coordinación de intimidad. Si bien todavía no es un dado en cada crew y aún recibe resistencia por la idea de que obstaculiza el flujo natural de las producciones, poco a poco se sigue abriendo espacio, al encontrar que refuerza los procesos de trabajo, las habilidades de comunicación y el cuidado de las personas en el set.

En esta entrevista, Sofía Rueda, o gingerrossaa, nos comparte el camino que ella misma trazó para dedicarse a esta área en la industria hispana, la que aún está conociendo de qué trata. Fotógrafa, terapeuta, actriz, directora y coordinadora de intimidad, es oriunda de la CDMX, donde todavía no hay formaciones oficiales. A través de la experimentación propia y una mezcla de estudios externos, se armó de una carrera que está marcando nuevas tendencias en las formas de hacer cine, y que ahora comparte en @cosasdeintimidad, en instagram.

 

Fotografía: Sofía Rueda

 

“La coordinación de intimidad es cuidar tanto emocional como físicamente a las personas del set para que la historia se pueda contar como se quiera contar”.


Sofía comenzó a hacer fotografía de pequeña, fomentada por su mamá. Más adelante, tomó diferentes formaciones en formato digital y análogo, y fue en la universidad que decidió dedicarse al mundo audiovisual. Allí, se formó como actriz, directora y fotógrafa, y mediante sus proyectos, donde trataba temas de la intimidad y sexualidad propia, se comenzó a plantear lo que significa contar historias desde la vulnerabilidad.

Amanda: En esos proyectos, al darte cuenta de que en la manera en la que te presentabas, ¿te hizo plantearte cosas sobre tu intimidad?

Sofía: Sí. Para mí, la sexualidad era algo tan preciado, que a la hora de contarlo en una película o en un corto, pensaba que qué difícil debe ser. Si de por sí en la vida real para mí es una cosa fuerte, en una película, ¿cómo será? Luego vi la serie de Normal People, y me encantó. Lloré en la primera escena de sexo de Connell y Marianne, y no entendía por qué, pero me sentía muy identificada. Se me hacía algo tan preciado, tan hermoso. De ahí supe que había coordinadoras de intimidad trabajando en esa serie.

Normal People. La imagen pertenece a Hulu.


A: ¿Así fue como llegaste a esto?


S: Ajá. Me empezó a interesar mucho el término, porque pensé, uy, ¿cómo se coordina la intimidad? O sea, primero, ¿qué es intimidad? Segundo, ¿cómo coordinas eso? ¿Qué haces? ¿Qué pasa? Me interesó un montón, y empecé a ver pelis o series donde participaban coordinadores de intimidad, y empecé a notar que en todas lloraba, en todas me detonaba una empatía muy cabrona con la escena. Y de ahí me empecé a clavar y decidí que quería hacer eso. Pensé, yo quiero ser parte de eso que estoy sintiendo.

A: ¿Cómo empiezas a formarte como coordinadora de intimidad? Tengo entendido que esta es un área bastante nueva.

S: Sí, sí, es bastante nueva.



A: ¿Qué tipo de recursos hay? ¿Por dónde empiezas?

S: Pues es que no hay. No hay una formación tal cual, lo que se me hace tremendamente erróneo. Siempre he pensado que tengo que ser actriz para poder dirigir, porque si diriges actores y nunca has actuado, es como leer mil cosas acerca de un tema, pero hasta que no lo vives, la teoría ya no vale nada.

Entonces yo quería saber qué es estar frente a una cámara. Empecé a hacer una lista respondiendo, como Sofía, ¿a qué le tengo miedo? ¿Qué inseguridades tengo? ¿Qué vulnerabilidades tengo? Cuando hablan de tal tema, ¿qué me pasa? Y empecé a anotarlo. Y entendí que si me quiero dedicar a esto, tengo que vivirlo enfrente de un crew y una cámara, porque si no, ¿cómo le voy a decir a una actriz que está desnuda o vulnerable que haga algo sin tener esa experiencia? 

Decidí irme a un bosque a estar desnuda y que me graben, y ver qué sentía. Fui con un chico que hacía fotografía para hacer un corto para una clase. Lo primero que noté fue que el clima estaba fatal. Empecé a notar qué pasa cuando mi cuerpo está desnudo ante una situación incómoda, como mucho calor, mucho frío o si está fresco, y ver qué le pasa a mi piel. Porque una cosa es si tienes planeado grabarte a ti misma, y piensas que tu cuerpo se va a ver como ahora, que estoy calentita y acabo de comer. Pero cuando llegué al bosque, mi piel estaba hiper rígida del frío que hacía, mis pezones estaban parados y duros, y mi estómago se veía hinchado porque estaba nerviosa, y aunque metiera la panza me sentía inflamada. Ahí dije, oh, estar desnuda no es cualquier cosa.

Mi idea era hacer un corto donde una mujer estuviera 100% desnuda y no se viera sexual. Él se portó muy bien conmigo, en ninguna forma me sentí sexualizada o incómoda; yo estaba incómoda conmigo, no con él. De repente la cámara estaba abajo mientras yo estaba parada, y le pedía si se podía agachar, y yo solo pensaba, ¿se me va a ver el ano? ¿Cómo se me va a ver el ano? ¿Yo he visto mi ano? Preguntas que nunca me había hecho, y de ahí hice una lista de lo que sentí. Lo expuse ante mis compañeros, con nervios porque me iban a ver desnuda, pero yo quería vivir todo eso. Las actrices y los actores se desnudan, y sus papás, sus primos, sus sobrinos, sus amigos y gente extraña los ve, ¿no? ¿Qué se siente vivir eso, ver la mirada del otro hacia ti? Aunque sea un personaje, es tu cuerpo. Desde ahí empecé a involucrarme aún más: fotos, escenas de besos. Cumplí toda mi lista de incomodidades y de situaciones vulnerables para saber qué es ser coordinadora de intimidad. 


A:  ¿Qué es la coordinación de intimidad, qué cosas abarca?


S: La coordinación de intimidad es cuidar tanto emocional como físicamente a las personas del set para que la historia se pueda contar como se quiera contar. O sea, no es un defensor del actor o la actriz, que de repente se interpreta así, si no es abogar por la historia desde el cuidado de las personas involucradas. Yo siempre digo que la coordinación de intimidad empieza desde cómo le hablas a tu crew: de cómo tratas al director, al del café, como al jalacables –no puedo creer que les digan así, hacen tanto y les dicen así–. Ahí empieza la coordinación de intimidad. Es mantener las necesidades básicas: comer, tomar agua, descansar, ir al baño, y de ahí se puede empezar a trabajar. 

En @cosasdeintimidad, Sofía difunde lo que comprende la coordinación de intimidad.


Sobre la intimidad, es algo súper subjetivo e hiperpersonal. Mi intimidad no va a ser lo mismo que la tuya. Es aquello que te pone en situaciones vulnerables. Yo siempre he dicho que los actores y las actrices son personas antes que su oficio y eso se les olvida mucho a los directores. Tu cuerpo es tuyo: si alguien te toca, lo vas a sentir, aunque estés haciendo un personaje. Si te empiezan a sobar, si te pegan, si te ahorcan, tu cuerpo lo siente, y no es como que tú le puedas decir a tu cuerpo como “estamos actuando, entonces si me pellizcas, no me duele”, o si tienes una erección, y la vas a tener, porque el cuerpo responde a estímulos.

Es hablar de estas cosas incómodas. Yo siempre digo que trabajar con la incomodidad es lo principal de ser una coordinadora de intimidad. Es ponerla sobre la mesa y trabajar con ella, encontrar opciones para poder contar una historia. No sólo las escenas de sexo, si no donde hay climas diferentes, incómodos o peligrosos, ahí entro yo. Donde hay niños o niñas involucrados, gente vulnerable. Por ejemplo, una vez trabajé con una actriz que tenía desórdenes alimenticios, y tenía que hacer una escena donde comía mucho pastel, entonces había que gestionar eso, porque por más que ella está haciendo un papel, haber tenido desórdenes alimenticios no la hace ser menos o más actriz. Entonces revisamos todos los planos, y se piensa desde donde menos se pueda atragantar de pastel, y coreografiarlo. Si solo se ve desde atrás, hacer la finta, y que ella se sienta protegida y segura para seguir haciendo su trabajo.

A: ¿Y cómo empezaste a aplicarlo en el set?

S: Empecé a hablar con muchos actores y entrevistarlos, a la vez que hacer la formación como psicoterapeuta, para entender más sobre las emociones y herramientas para tratar con ellas. Ver que cada persona es un mundo, y cómo una actriz tiene un contexto tanto social como cultural y familiar, y que eso es importante a la hora de trabajar con alguien.



A: ¿Y cómo trabajas eso? También significa una vulnerabilidad presentar miedos, trasfondo, cosas que han vivido. ¿Cómo trabajas con las personas para llegar a conocer su vulnerabilidades? ¿Cómo no traspasar un cierto límite de lo que alguien te quiere contar?



S: Siempre me buscan los directores o productores. Los actores muchas veces no tienen idea de que yo existo. Entonces, si hay una escena emocionalmente difícil o fuerte, que implica emociones más exaltadas o no tan fáciles de gestionar, me buscan. Casi siempre es para escenas de sexo. Yo pienso, y muchos actores y actrices piensan lo mismo, que no es solo eso; qué chido que para escenas de sexo haya una coordinadora de intimidad, pero para todo lo demás, como somos un mundo, ahí también debería entrar. Entonces hago una lectura de guión y hablo con la directora o el director acerca de lo que pasa en esa escena. Por ejemplo, hice un video musical donde iba a haber un trío, y el director quería que fuera un acto sexual cotidiano, tranquilo. El guión decía “en esta escena se besan y tienen sexo”, pero es tan amplio: ¿qué tipo de beso, qué tipo de sexo, por cuánto tiempo? El director me explicaba que quería que se viese amable y natural, pero, ¿qué es natural para ti? Para mí, el sexo natural puede ser una cosa y para ti otra, entonces justo es ampliar estos significados.



A: Y generar un acuerdo, ¿no?


S: Sí, en esos conceptos tan generalizados. Hago una lista de lo que quiere el director junto con el guión. Hago un cuestionario con los actores y actrices, y les pregunto quiénes son, cuánto tiempo llevan en la industria, si ya han hecho escenas parecidas o no, y cómo se han sentido en ellas, y qué les da inseguridad de su cuerpo. Con las mujeres es muy triste, siempre son miles de cosas: mi ombligo, mi pliegue, mi pierna, mi axila, mi nariz, mis cejas. Con los chicos, casi siempre me pasa que es como, “pues… mi panza, a veces”. Y luego les pido que me cuenten qué comieron con dos días de anticipación a la filmación; en qué ciclo hormonal están, para las mujeres; si durmieron bien o no; qué medicamentos toman. Les pido un reporte, para saber cómo se cuidan.


A: Este cuestionario, ¿lo ideaste a partir de tu propia experiencia?


S: Sí, claro. Por el día en que vi mis pezones en el frío, o que me veía más hinchada en una foto que otra, porque ese día me bajó la regla o estaba ovulando. Porque claro, si no duermes o comes bien, llegas con un humor muy diferente. Puede ser que alguien no sea una persona tan sensible, pero qué pasa si ese día cortó con su pareja o murió su perro, o no comió nada. Y es tan fácil darnos cinco minutos para que ella pueda comer algo y se sienta mejor. Es clave para que las cosas avancen. Por eso hablo con ellos, hago un cuestionario con un acuerdo de confidencialidad conmigo, y solo lo comparto si es necesario informar algo. Les pregunto, ¿qué puedo compartir de todo lo que me has dicho y a quién? El director, la producción, vestuario y maquillaje son los principales. Si hay una alergia, por ejemplo, lo informo. Pero sobre las emocionalidades, pregunto a quién se las puedo compartir, y hago malabares.


“Ningún trabajo debería de hacerte sentir que tienes que sobrepasar tus límites tanto físicos como emocionales, ni en nombre del arte ni de nadie”.

A: Cuando hablan, ¿ponen en común lo que observaron?



S: Sí, hacemos acuerdos. Uno dice, “esto es vulnerable para mí”. Otro, “esto también es vulnerable para mí”. Perfecto. Es una cosa de ceder un poquito para poder llegar a acuerdos. Por ejemplo, había una escena donde a la actriz le estaba dando mucha inseguridad su panza, y la cámara estaba en un ángulo donde de hecho se le veía más grande de lo que era en la vida real, pero el director quería ese ángulo, que la cámara estuviera en picada y los cuerpos se vieran así. Pero entonces a ella se le veían explícitamente las pompas y la panza y se sentía incómoda. Lo que resolvimos fue dejar la cámara ahí, pero rotamos un poquito a la actriz e hicimos que la luz se viera más para que reflejase, y entonces las pompas ya no se veían. Es ceder, ver formas de reacomodar. O preguntarse si hay un primer plano de sus nalgas, si es lo que se quiere contar o es repetición pornográfica de lo que es visto como sexy. Es replantearse si lo estás contando porque quieres eso, o porque lo viste o crees que es lo que tú quieres.


A: ¿Has encontrado resistencia de parte del crew? Al pedir reconsiderar cosas o hacer espacio para comer o descansar. Habiendo una cultura que es súper exigente dentro del mundo del cine, me imagino que tu rol, siendo algo tan nuevo, puede a veces generar ciertas resistencias.

S: Sí me ha pasado, y claro, tiene todo el sentido del mundo que pase. Se me hace normal que haya cierta resistencia de parte del crew. Y me da gusto, porque cuando entro, ellos se dan cuenta que las cosas salen más rápido, nadie hace dramas o no hay ciertas demandas hacia ciertas personas. Para el vídeo musical, la banda dijo, “¡no mames la química que se creó entre actores!”. ¡Coordinación de intimidad! He recibido comentarios súper positivos cada vez que he estado. Sí hay cierta resistencia en un inicio, por la idea de que las emociones se deben esconder, y hacer como que no existen…



A: Como que estorban.


S: Claro, estorban. Y cuando se dan cuenta que es todo lo contrario, que más bien sale más rápido, hay un mejor ambiente, la gente está de buen humor. Hay resistencia cuando no han trabajado antes con coordinación de intimidad. Un director dice, yo lo gestiono. Hasta que se dan cuenta que la actriz ya no quiso volver, o se están tardando o se están desesperando, ahí me llaman, lo que es muy triste, porque donde he trabajado oficialmente como coordinadora de intimidad, es cuando hay una emergencia y ya se le salió de control. 



“Decir que no no te hace menos actriz”.

A: ¿Qué tipo de problemas?

S: La ambigüedad es el enemigo número uno de la coordinación de intimidad. Si alguien entiende algo y yo entiendo otra cosa, sale algo totalmente diferente, y sobrepasamos nuestros límites emocionales y físicos. Ningún trabajo debería de hacerte sentir que tienes que sobrepasar tus límites tanto físicos como emocionales, ni en nombre del arte ni de nadie. Para un comercial, por ejemplo, todo el mundo iba a estar desnudo. Y resultó que hicieron una prueba de vestuario con un top del color de la piel y una tanga, y primero dijeron que quizá utilizaban el top o las pezoneras, y todas las actrices preferían el top. Nunca hubo una respuesta clara. Entonces en la prueba de vestuario, un día antes de que se grabara, se dijo que solo iban a ser las pezoneras, y las actrices decían que no habían dicho que sí a eso, pero en vestuario decían que no habían dicho que no. Ahí empieza la ambigüedad. Yo entendí algo y tú entendiste otra cosa. Entonces el director se desesperó, les gritó, hizo llorar a las actrices diciéndoles que ya no se podía cambiar, pero ellas no se sentían cómodas. Y ahí me llamaron a mí, cuando ya está todo a la defensiva, y como además en el cine, todo era para ayer, se justifica el maltrato. Entonces yo hablé con las actrices y con el director para saber qué fue lo que sintieron, qué sucedió. La intención del director no era maltratarlas, sino que entró en frustración y no tuvo una comunicación asertiva con vestuario y los actores. No es que quisiera hacer daño. Pero como actriz tienes derecho a decidir que no quieres estar en ese comercial. Puedes decir que no. Pareciera que el “no” es impensable. 



A: Y está esta idea de que como actor, porque su trabajo es interpretar situaciones con las que no necesariamente se identifica, tiene que tener una mutabilidad. Hay una idea de que tiene que estar dispuesto a cualquier cosa.

S: Sí, exacto, eres actor para algo. Te pongo un ejemplo, en mi corto de titulación, Valentina y yo, que actuamos, salimos en calzones en un bosque que estaba haciendo mucho frío y ya lo sabíamos, por el scouting. Entonces yo como actriz sí acepto cosas que igual alguien más no las aceptaría, y se vale. Yo sí acepto tener frío y estar desnuda en un bosque porque quiero, y me gusta esa incomodidad, puedo manejarla. Pero una cosa es saber que va a hacer frío y vas a estar desnuda, a estar 40 minutos en lo que fotografía cambia un lente y no te dejan ponerte una sudadera. Es una línea muy delgada entre estar voluntariamente aceptando ponerme incómoda y vulnerable, a llevarme al extremo y descuidarse. Decir que no no te hace menos actriz. 

Poster de Sabes a Miel, corto escrito y dirigido por Sofía Rueda.

Para varias chicas con las que he trabajado, negarse ha tenido la reacción de cerrar muchas puertas y hacer sentir muy mal. Para las chicas, salir desnudas o no es un paso muy fuerte, porque en muchas academias te enseñan que cuando elijas salir desnuda en una película, es porque es la película. Ya tiene ese peso tu desnudez. Con Marta Higadera, una actriz mexicana, empezaron a salir memes de que ella salió desnuda de arriba en varias películas, y decían que ya ni tiene chiste ver sus chichis porque ya las mostró muchas veces. Le hacían bromas de que parecía que ella pagara por salir desnuda. 

Entonces, para muchas de las actrices con las que platiqué, cuando decides salir desnuda, vales menos para otras películas. Sí es un peso. No es cualquier cosa, aunque debería serlo. Pero muchas veces, en una filmación, todo el mundo está cansado y se quiere ir, y se preguntan por qué se está retrasando, y es que el actor está pensando si quiere salir desnudo y todo el mundo le mira con incredulidad.

A: Con cara de, ¿es en serio?

S: Claro, de “te odio”. Entonces ahí, como actor, puedes decir que no, pero no sientes que puedes, piensas que estorbas. Yo he preguntado muchas veces si sienten que pueden decirlo, y todos me dicen que no, que sienten que ya se comprometieron a lo que sea que le digan y han sobrepasado sus límites físicos y emocionales por ello.

Me contaron de una historia en que el actor tenía que hacer de vampiro, y le pusieron lentes de contacto, por alguna razón, desde las 4 am siendo que la escena era a las 11. No se sabía de qué calidad eran, y al actor le empezaron a arder los ojos, y nadie lo tomó en serio. Acabó yendo al hospital porque casi pierde un ojo. Era alérgico a un componente. 

A: Y está este imaginario de que los actores son dramáticos y que son divas.


S: Sí. Hubo otro comercial donde desnudaron a los extras con mucho frío en una explanada, y yo le pregunté al productor si los iba a necesitar en ese momento, y me dijo que no, que en cuatro horas. Entonces para qué los desnudas ahora. Qué te cuesta poner una casa de campaña y tapar con una tela y que tengan privacidad. Entonces hicieron eso y les pedí accesorios: una bata, una sudadera grande. También puedes pedirle a los actores que lleven algo. Se vuelve un problema porque justo ellos mismos no se cuidan, no saben qué les pone vulnerables, entonces es importante un cuestionario anterior y tener herramientas psicoterapéuticas. Estás trabajando en algo que es emocional, se me haría súper estúpido pensar en que no se van a remover emociones.

“Para mí es muy importante saber que a la hora de trabajar con la intimidad, también tiene cosas feas, displacenterísimas, y que son parte de nosotros. Entonces hay que trabajarlas, no hay que negarlas. No es como que desde ahora, nada puede hacer incómodo, que solo hay que descartarlo todo y poner límites, y a veces es todo lo contrario”.

A: Además para ti al gestionar todas estas cosas, tienes que estar observando o prestando mucha atención a todos, recibiendo información y generando contención. ¿Cómo es para ti el proceso después de hacer eso?

S: Justo para eso es la formación como psicoterapeuta. Una cosa es empatizar y otra cosa es simpatizar. Soy empática ya habiendo vivido lo que experimentan actores, y entiendo lo que se preguntan y lo que a mí me hubiera gustado para poderme sentir como más cómoda. Pero a la hora de, yo soy un acompañante. Voy escuchando y observando. Al simpatizar, yo reconozco lo que es mío y lo que es de la otra persona. Es algo que la formación de psicoterapia me ha enseñado a hacer. Si una persona está sintiéndose mal y solo alcanza a ver algo limitado, lo que haces como psicoterapeuta es enseñarle que hay más. La verdad es que he lidiado con muchas emociones fuertes y todo, pero nunca me ha afectado personalmente. 

A: Entonces tú lo tienes que tener bajo control.

S: Y en el momento en que yo no pueda, diré: no sé qué hacer. No me ha pasado, pero sé que podría pasar, como que alguien le dé un brote psicótico o algo más y eso ya supera mis capacidades. No es como que en 10 minutos lo vamos a poder arreglar.

En una entrevista, me enteré de que un actor era alcohólico, y había escenas donde tomaba. Pero si no hacía la entrevista, nadie sabía. Ha pasado, que para una película un actor sí recayó porque nadie se enteró que era alcohólico y tuvo que hacer una escena donde tomaba. Y él nunca lo dijo, porque es muy personal y puedes pensar que no va a ser profesional decirlo, y el actor de repente se empezó a robar botellas del set. Y por eso es tan importante.

A: También está de por medio el no poder decirle a un equipo de trabajo “oye, soy alcohólico”, porque no quedas bien. No debería ser algo tan estigmatizado y debería poderse habilitar un espacio seguro. Ojalá estemos en construcción de eso, pero claro, aún se ve mal decir, oye, soy alcohólico, u oye, soy adicto en recuperación, o incluso, tengo un trastorno alimenticio, porque se ve como una falla de carácter. Entonces se lee como esta persona no va en serio, es voluble, es frágil. Todas estas cosas que te harán sentir muy vulnerable, te harán decir que ahora me ven desde este punto de vista.

S: Y yo digo, está bien que el director, que el fotógrafo, que el productor, que quien sea, no sepa qué hacer con esas emociones, porque no es su trabajo. Por esto la coordinación de intimidad es un trabajo digno y especializado. Muchos directores piensan que para qué hay una coordinadora intimidad, si ellos dirigen. Los actores trabajan con corporalidad y emocionalidad y está bien que el director no tenga las capacidades o las ganas de involucrarse con esos factores. Por eso estoy yo, para eso estoy diciendo que las emociones importan, los límites importan, decir cómo te sientes es importante y no te hace menos capaz de tu trabajo. Además que el ambiente del cine justo propaga todo contra lo que yo lucho. No sé si viste de The Idol.


A: No se me antojó.

S: Pues en el primer episodio, sale como un chiste, una mala representación de lo que es una coordinadora de intimidad. El personaje de la actriz se quiere tomar fotos desnuda y sale un coordinador de intimidad que dice, ¡no! ¡La desnudez, no! ¡Tienes que firmar un contrato! Y lo muestran super torpe, burlándose de la coordinación de intimidad, y lo encierran en un baño hasta que se acabe la filmación.

A: ¡Qué brutal!

La serie de The Idol, lanzada en 2023 por HBO, recibió múltiples críticas por el enfoque crudo que toma en una aparente crítica a la industria musical, que queda ensombrecida por una narrativa excesiva e innecesariamente sexualizada.




S: Y es que justo, eso no hacemos. Nosotros no decimos, ¡no a la desnudez! No me acuerdo qué director decía que ahora es la peor época para hacer escenas de sexo porque hay coordinadores de intimidad. Y es que qué poca visión. Qué poca pluralidad. Tarantino decía en una entrevista que detestaba hacer escenas de sexo, porque siempre es un tema. ¡Y claro que va a ser un tema! Es exponerte, es vulnerable, se tocan muchas cosas. No sabes las historias de terror que tengo anotadas. Ya me acabé dos libretas de tantas entrevistas que he tenido de historias de terror, y casi siempre son de escenas de sexo, porque hay esta ambigüedad terrible. Todo lo que yo te he contado ahora, tengo el consentimiento de que lo puedes contar. De todos los que entrevisto, hay cosas que me dicen, esto no. Y eso nunca lo comparto y todos los ejemplos que doy, son consensuados. Y en una entrevista, una actriz me contó que le tocaba hacer una escena de sexo, pero en el guión no lo decía, si no que describía que la cámara entra al cuarto y la chica está arriba del chico, haciendo entender que están teniendo sexo, y la cámara sale del cuarto. Y el director le dijo al chico que sí la iba a penetrar para que ella tuviera un orgasmo.


A: ¿Se lo dijo a él y a ella no?


S: Sí. A ella no, porque según era parte de la magia del cine. Aparte me da risa que crea que una chica tiene un orgasmo con penetración en un segundo. Y ella creía que solo iba a estar encima de él y la cámara atravesaba la toma, y ya. Pero en el momento, la cámara se tardó años, y el actor empezó a manosearla, agarrarla, besarla y llenarla de baba, y hacerlo súper explícito, y la cámara ni siquiera estaba viéndolos. Y ella sintió que ya no podía decir nada, porque ya estaban rodando y el director era muy prepotente, entonces tenía mucho miedo a parar. Y no queriendo seguir, ella siguió. Fue como media hora, me dio a entender, y acabó casi siendo penetrada por el chico. Al director le pareció que quedó cabrona, súper genuina. Y después de eso la actriz ya no quiso volver a filmar. 

 

“¿De cuántas formas podemos contar lo erótico, lo triste, o estar enojados o un dolor profundo? Cada persona es un mundo. Hay millones formas de contar cosas”.

 

También a veces los directores creen que tienen que ser demasiado honestos con las emociones, y pasó que una directora de actores, en un taller, nos contó algo con lo que quedé aterrorizada. Ella se hizo muy cercana con una actriz, y en algún momento la actriz le contó algo muy personal que le había pasado con su papá. Entonces en la última escena, la actriz tenía que llorar y no podía, entonces la directora le dijo al actor que le dijera “tu papá nunca te quiso”, y el nombre de su papá real. Usó esa confidencialidad para hacerla llorar. Al día siguiente la actriz no regresó al set. Pero la directora estaba muy orgullosa de que la hizo llorar.



A: Ahí tienes todo tu caso de defensa de por qué tiene que existir la coordinación de intimidad, hay un montón de información de por medio. El actor está puesto en una primera línea, muy expuesto, y con este acuerdo implícito de que tiene que estar dispuesto a todo, que llore, que ría, que tenga un orgasmo; hace mucho sentido que sean los principales que cuidar.


S: Justo ahora acabé el primer año de la formación de psicoterapia, también ha sido viaje interno, sobre lo que no me gusta de mí, y que todos somos luz y sombra. Hay cosas mías que me han costado mucho ver, como que puedo ser mala, grosera; cosas que me duelen mucho ser, pero que las tengo. Justo mi psicóloga me decía que las emociones no sólo son contención, amor, cuidado y cosas placenteras; también está lo ojete, lo feo, lo doloroso, la agresión. Son este lado de la moneda que a mí me da miedo ver. Ahora que ya lo vi, y que lo he tenido muy cerca, para mí es muy importante saber que a la hora de trabajar con la intimidad, también tiene cosas feas, displacenterísimas, y que son parte de nosotros. Entonces hay que trabajarlas, no hay que negarlas. No es como que desde ahora, nada puede hacer incómodo, que solo hay que mandar todo a la verga y poner límites, y a veces es todo lo contrario.


A: Ni vivir tiene que ser así, ¿no?



S: Ajá, y justo lo que hago con la incomodidad es abrazarla y decir, “aquí está. Trabajemos con ella”. Estemos dispuestos a trabajar con ella. Y si no estás dispuesto a trabajar con ella, entonces no vengas a este corto o esta película porque te digo, o sea, una sabe también a qué va. Es parte del trabajo.


A: Hay que estar dispuesto.


S: Sí, con tus límites. Por eso quiero hacer un taller de autoconocimiento del actor, porque le das muchísimas herramientas a un actor cuando se conoce como persona antes que como actor. Si tú te conoces, si sabes que algo te vulnera, haces que las cosas fluyan mucho mejor, porque entonces las dices y la producción ya sabe con anticipación y pueden gestionarlo. Y eso es parte de la gestión de la producción. Hay muchas escenas que son, por ejemplo, de violación, que además vale preguntarse para qué ser tan explícito, ¿qué aporta? Hay mil formas de contar historias. Me acuerdo de un corto donde los personajes iban a tener sexo, y mientras ellos se besaban, empezaron a pasar tomas de gotas de lluvia cayendo y unos caracoles encimándose, texturizando todo, y a mí se me hacía agua en la boca. Es súper erótico. Y no es el pene entrando en una vagina, o la cara de una chica teniendo un orgasmo, qué tantos ruidos hay que no sean como el gemido pornográfico. A veces es más erótico la gotita de sudor que está escurriendo y el silencio antes que lo desnudo. ¿De cuántas formas podemos contar lo erótico, lo triste, o estar enojados o un dolor profundo? Cada persona es un mundo. Hay millones formas de contar cosas, que no sea poner en riesgo a su actriz acosándola en nombre de una película.

A: Como este caso muy famoso, de El último tango en París, en que el director, Bertolucci, se puso de acuerdo con Marlon Brando para no decirle a Maria Schneider, la actriz, que iba a ser penetrada, y es el famoso caso de violación en cámara. Ella se retiró del cine después de eso. Y fue desde la prepotencia de decir, soy Marlon Brando, puedo hacer lo que quiera, y que el director argumentase que fuese para obtener una reacción genuina.



S: Sí, además, justo lo hablé con un actor que me contaba que una de sus maestras de teatro les hablaba de esta noción de que hay todo en la vida por el arte, todo por la función, y ella decía, “yo tengo tres hijos. A mí me entra una llamada de mis hijos porque necesitan algo, ¿y ustedes creen que yo voy a dar función? Por supuesto que no. Una vez que mis hijos estén bien, yo estoy bien. Ahora sí, la función empieza. Esto de desvivirse como si el arte fuera, ¿qué? Cuídate tú primero, y ya de ahí hacemos cosas. El ambiente en el que no hay que dormir, no hay que comer, en nombre de una película, se me hace absurdo, se me hace una pérdida de tiempo. La coordinación intimidad va desde ahí, de cómo le hablas a tu crew, cómo lo tratas, para poder crear juntos. Cualquier persona que esté ayudando en un set es creador del audiovisual, porque sin esa persona, tu historia no se va a contar.

A: Qué importante es todo lo que acabas de contar, porque también son habilidades que ojalá tengamos en la vida, ¿no? Esto aplica para muchos trabajos y situaciones vitales. Varias veces nos estamos exponiendo mucho más de lo que sería necesario. Una presentadora argentina dijo hace poco que a esta generación se le muere el gato y falta el trabajo, y uno piensa, pues sí, a mí se me muere mi perro hoy y dejo de funcionar. Toda esta idea de generación de cristal lleva a una banalización de algo que, a fin de cuentas, nos afecta a todos, y que aparece desde hacer una película, hasta la cena familiar. Y no es no exponerse a absolutamente nada, porque así entonces no podemos coexistir.

S: Pues es que te mueres tú también, ¿no? Cuando mi mamá murió, murió mi ser hija. Y cuando mi papá muera, voy a dejar de ser hija en total. Cuando la universidad acabó, murió mi parte estudiantil y parte de mis vivencias ahí. Justo lo que hace el ambiente cinematográfico, a veces, es no reconocerte como persona. Una de mis jefas fue al hospital porque no le había bajado la regla en dos años, y tenía anemia, y decía, ay, qué raro. Y pensaba, uy, qué raro, ¿por qué será? Se la pasaba diciendo que no comía. Un día sí le dije, ¿pero por qué no comes? Llevamos seis días en que no dormimos y no comes, y me dijo, “porque prefiero mantener a mi cuerpo en estrés, porque así funciona mejor”. ¿Según quién funcionas mejor? Es súper fácil entrar a esta onda de bajar la cabeza y descuidarte. 

Cuando yo renuncié, me dijo, “tú no perteneces al mundo del cine, porque no aguantas”. Si no aguantaste esto, yo tuve que pasar por gritos, aguantar vara, y yo decía, ¡en qué momento uno tiene que aguantar vara y tiene que aguantar que se le falte el respeto! Le dije, lamento mucho que eso te haya pasado, y que creas que me lo tienes que hacer a mí porque tú ya lo viviste, y ahora lo tengo que vivir yo también. Hay otras formas de aprender.

A: Qué padre el trabajo que estás haciendo, estás sentando bases y es algo súper importante y valiente, porque no es fácil dedicarte algo que no tiene todavía un lugar concreto en el mundo. Me parece súper sorprendente como tú misma te expusiste para hacer esta investigación de lo que supone ser vulnerable. Espero que sigas en el cine solo por esta trincherita.

S: Uy, sí, yo también espero, sobre todo. Espero que se reconozca el trabajo de coordinadora de intimidad como un trabajo digno, y que tenga su propio espacio. He recibido tantos comentarios así, que suena muy fácil, y no lo es. Espero que se haga algo más común.


Encuentra a Sofía Rueda en instagram como @gingerrossaa o en @cosasdeintimidad y sigue conociendo su trabajo.


Anterior
Anterior

Para Manuel, mi padre

Siguiente
Siguiente

El lugar donde todas somos hijas