Blob, la inteligencia unicelular

No tiene cerebro, pero puede aprender. Es prácticamente inmortal y puede moverse.

Montaje fotográfico por @p_a_o_m_i_ con imágenes de Audrey Dussutour @cnrs

montaje fotográfico por Paola MI, con imágenes de Audrey Dussutour CNRS, Francia y ©TimTim / Wikimédia

Imagina si tuvieses la capacidad de fusionarte temporalmente con otro individuo y que, al final de esta experiencia, obtuvieses todos sus conocimientos. Imagina también que puedes encontrar siempre el camino más corto para salir de cualquier laberinto, que puedes viajar a través de millones años de historia, y que eres inmortal. Ahora, imagina que todo esto es posible, ¡sin tener una sola neurona!

Existe un organismo capaz de todo esto, objeto de estudio científico y descrito como un "enigma sobrecogedor”. El Physarum polycephalum, una criatura primitiva que apareció entre 500 millones y mil millones de años atrás, y que ha sobrevivido a todo. Es conocida en todo el mundo como Blob, seudónimo que le dio Audrey Dussutour, bióloga francesa especializada en organismos unicelulares y cognición animal, en referencia a The Blob, la película de terror estrenada en 1958. En la historia, una sustancia extraterrestre viscosa aterriza en la Tierra y crece, devorando personas, pueblos y ciudades. Este Blob contemporáneo –que prospera en los bosques– es inofensivo: no devora humanos, si no setas, y en el laboratorio, su alimentación favorita es la avena.


LOS “NO, PERO” DE BLOB…

No es un animal, ni una planta, ni un hongo. Aunque se reproduce mediante esporas, como este último, y se desplaza como un animal, es un organismo unicelular. Su secuencia de 30.000 genes condujo a la creación de su propia familia, los micetozoos, o “animales-hongo”.

No tiene cerebro, y, sin embargo, es capaz de aprender cosas. Las experiencias en laboratorio revelaron su capacidad de aprendizaje y adaptación, alzándolo al pódium del ejemplo de inteligencia biológica no convencional. También puede anticipar cambios en su entorno climático o habituarse a un repelente, reflejos que son atributos generalmente asociados a vertebrados con cerebros complejos.

No tiene un sistema nervioso centralizado: dispone de una sola célula con varios núcleos, y, sin embargo, demuestra capacidades de aprendizaje y memoria, que le otorgan la capacidad de resolver laberintos y encontrar la ruta más corta entre puntos, dejando tras de sí una mucosidad para orientarse y formar redes eficientes. Es capaz de tomar decisiones complejas a la altura de una cosita de aspecto esponjoso, viscoso y amarillo.

No tiene boca, orejas ni ojos. Más bien parece una tortilla mohosa. Sin embargo, experimentos han demostrado que es capaz de transmitir sus conocimientos. Basta que un blob tenga una información para transmitirla a otros tres, a condición que permanezca fusionado durante al menos 3 horas. Este es el tiempo necesario para que se desarrolle una vena de comunicación entre ellas. Si no se cumple esta condición, no puede producirse el aprendizaje.

No es un organismo solitario, es una criatura adaptada a la vida en comunidad: puede agruparse con sus congéneres que comparten un código genético similar para formar un solo organismo. También puede dividirse en varias partes.

Es un organismo clave en el ecosistema. Mineraliza la materia orgánica. En otras palabras, se come las bacterias y los hongos y escupe los minerales, que enriquecen el suelo y alimentan a las plantas.
— Audrey Dussutour

No le teme a nada, ni al fuego ni al agua. Si se le corta en trozos, se cura en dos minutos. Y si se le priva de elementos esenciales para su supervivencia, puede entrar en letargo, una especie de hibernación, sólo para despertar cuando las condiciones le sean más favorables.

No muere fácilmente. Posee una "inmortalidad biológica". Si se le mantiene en muy buenas condiciones, puede vivir mucho, mucho tiempo. En el laboratorio de Dussutour hay blobs que tienen 70 años.

Este genio sin neuronas, con sus extraordinarias aptitudes, es un fenómeno que fascina a los científicos, destacando los signos reveladores de una inteligencia sorprendente cuando se enfrentan a retos complejos. Gracias a las investigaciones de Dussutour, podemos admirar su inteligencia unicelular. Aún queda por explorar su potencial y los muchos misterios que atesora.

“Todo lo que siempre quiso saber sobre el blob pero no se atrevió a preguntar” - Audrey Dussutour, Edición Equateur, 2017.

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